Vidas paralelas: Giselle

América colonial (¿La Martinica?).
Algún año del siglo XVII.
Una mujer joven, pálida, de cabello negro, da a luz a un bebé mulato.
La rodean otras mujeres con sayal y toca.
Una chica seglar la asiste.
Alguien corta el cordón.
Inmediatamente, se llevan al niño.
La joven grita. Llama a su hijo. Suplica que no se lo arrebaten.

Un hombre blanco, tocado con un sombrero de ala ancha, junto a la pasarela de un barco a punto de zarpar. Lleva a bordo el bebé de Giselle.

En un lugar con celosías (¿un convento?), Giselle está sentada. Lleva un vestido de terciopelo verde, con una ancha franja blanca en el delantero.
Ha perdido a su hijo.
No le importa nada más.

Una celda oscura, con una pequeña ventana alta y una cama.
Dos personas obligan a entrar a Giselle, que lucha por escapar.
Alguien cierra la puerta.

Un fraile penetra en la celda, muy alto en su hábito oscuro.
Lleva un libro en la mano.
Insulta a Giselle, intimándola a que "se arrepienta".

El fraile desea a la muchacha.
La fuerza.
Ella se resiste, pero el hombre termina por violarla.

Desde un ángulo de la estancia, Giselle mira cómo la estrangulan.
Desde que comenzó la violación, la joven se ha disociado.
Contempla la escena desde fuera del cuerpo.
Un cuerpo que se retuerce hasta quedar exánime en la muerte.

El fraile arregla el cadáver.
Le cierra los ojos y cruza las manos sobre el pecho quieto.


Varios años después.
Un bello adolescente mulato sentado, desnudo, encadenado por el cuello, en la bodega de un barco.
No sabe quién es, ni quiénes son sus padres.
Hay una mezcla de inocencia, crueldad y orgullo en su mirada.

10-10-2012

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