Vidas paralelas: August

August nació en Alemania, al filo de los siglos XIX y XX, en una familia de militares.
Tímido y sensible, el niño no pudo resistir, no obstante, la presión de su padre y abuelo para que siguiera la tradición familiar, y, en contra de su temperamento y sus gustos, siguió la carrera militar.
En pleno ascenso y esfervescencia del nazismo, August pensó y deseó mil veces abandonar su profesión, pero la insistencia de un padre inflexible, al que muchas veces llegó a desear la muerte, se lo impidió.
Así, terminó siendo encargado de los aspectos militares de un pequeño campo, no de exterminio, sino de tránsito, por donde muchos judíos pasaban para ser distribuídos a destinos de trabajos forzados, o a otros campos.
Nominalmente, August era el jefe, pero su amabilidad y su trato compasivo con las personas internadas llegaron a levantar la suspicacia de su segundo, un hombre llamado Fritz, quien, de hecho, se convirtió en su vigilante.
Un día, en una de las muchas remesas que llegaban al lugar, August se fijó en una chiquilla judía de apenas quince años, Noemí, a la que, sin saber muy bien por qué, deseó evitar el horror que la esperaba, colocándola en labores domésticas en el pabellón de los oficiales.
August, ya en la cuarentena, se enamoró de la muchacha, y esta también se sentía atraída por él, a pesar de su juventud.
No obstante, durante el tiempo que estaban juntos, ambos se limitaban a hablar, y a algún abrazo ocasional, sin acabar en ningún momento de expresar sus sentimientos.
Todo esto no escapaba a Fritz, quien, en parte por deseo por la chica, y en parte por puro y simple placer de hacer daño, violó un día a Noemí, amenazándola con la deportación si llegaba a decir algo.
Estas violaciones se repitieron muchas veces, hasta que la muchacha quedó embarazada, y Fritz decidió hacer efectiva su amenaza de deportación.
August notaba que algo le pasaba a Noemí, la cual, finalmente, aterrorizada, le confesó lo que ocurría.
Ese día hubo entre los tres una escena en que August mintió a Fritz diciéndole que el hijo de Noemí era suyo y que la muchacha se quedaba.
Fritz se mofó de ellos, arguyendo que las primicias de la muchacha habían sido para él, y que August sólo había recibido los restos, y los amenazó con delatarlos. Hubo una pelea entre los dos hombres, en la que Fritz, llevando las de perder, sacó en un descuido de August la pistola y disparó contra ambos.
August y Noemí murieron en el acto.
Fritz presentó el caso como defensa propia y continuó al servicio de los nazis hasta el final de la guerra.

Oct-Nov 2012

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